"Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad". 
(Salmo 60:4)

EL
GRAN PASTOR DESPUÉS DE LA CRUZ,
LA CONVOCATORIA
MUNDIAL:

EL EVANGELIO A
TODA CRIATURA.


* la misión apostólica en el AT


En Isaías 49:6 se lee la encomienda principal de YaHVéH al Siervo que habría de venir:


“Poco es para mí que solo seas mi siervo
para levantar las tribus de Jacob
y restaurar el resto de Israel;
también te he dado por luz de las naciones,
para que seas mi salvación
hasta lo último de la tierra".


en este pasaje está esbozado todo el plan de evangelización mundial que habría de ponerse en marcha a partir de los azotes y "muerte de cruz" del Siervo sufriente. Las “tribus de Jacob” son el “resto de Israel”, esto es: la descendencia de la “casa de Israel” desterrada de Galilea desde el año 722 A.C.. Hasta esta descendencia dispersa debería llegar llegar el Siervo sufriente para congregarla – "levantarla" – de nuevo a su tierra. Esto siempre confundió a los exegetas judíos. ¿Cómo el Siervo sufriente del fin de los días sería también el Mesías victorioso que convocaría a la “casa de Israel” (no a toda la "casa de Israel" sino a un "resto" o "remanente" que en otras traducciones se vierte como “sobrevivientes") es lo que no se entendía.


Leamos más. En Amós 9:11 se dice:


"En aquel día yo levantaré
el Tabernáculo caído de David,
y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas,
y lo edificaré como en el tiempo pasado".
Amos 9:11


este es el pasaje que el apóstol Santiago aludió como aquel que se estaba cumpliendo en el inicio de la misión apostólica. Leamos las palabras finales del apóstol Santiago al el concilio de Jerusalem en que cita a Amos:


"Después de esto volveré
y reedificaré el Tabernáculo de David
que ha caído
y reedificaré sus ruinas
y lo levantaré de nuevo.
Para que el resto de los hombres
busque al Señor
Y todos los gentiles,
sobre los cuales es invocado mi nombre
Dice el Señor, que hace conocer
todo esto desde tiempos antiguos".
(Hechos 15:16-18 )


y es aquí que se revela el misterio que no entendían los rabinos judíos: el Siervo sufriente alcanzaría a la “casa de Israel” dispersa mediante la Palabra del evangelio. Esto es: con la predicación del anuncio/evangelio del Reino se invocaría el Nombre de Dios/Elohim – en la Persona del Hijo por inspiración del Espíritu – sobre toda criatura para alcanzar a “las ovejas que oyen su voz” dispersas en todas las naciones. Las que reconocerían ese llamado. Eso también se dice en Hechos 10:36:


Dios envió mensaje
a los hijos de Israel,
anunciando el evangelio de la paz
por medio de Jesucristo;
este es Señor de todos.


en donde “hijos de Israel” tiene le mismo significado que “casa de Israel” o “tribus de Jacob”. El "evangelio de la paz" entonces fue enviado al Israel desterrado - "gentilizado" - mediante la misión apostólica continuada con las "iglesias de Cristo". Y en ese "envío" del evangelio a todas las naciones ellas también lo escucharían. Y el evangelio sería "luz" a todas ellas. De este modo se cumplía lo que estaba profetizado en Isaías 49:6 y que para la sabiduría rabínica era incomprensible: las "tribus de Jacob" serían "levantadas" por el Siervo furiente desde todas las naciones de la tierra mediante la misión de sus enviados/apóstoles. Enviados personales de Él, ungidos por el Espíritu Santo y "plenipotenciarios". Y piedras fundadoras de Se iglesia.

En el lenguaje del evangelio todo tiene una formulación clara y conocida:


“Y les dijo: Id por todo el mundo;
predicad el evangelio á toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado,
será salvo;
mas el que no creyere,
será condenado.
(Marcos 16:15-16)


en donde el destino de "el que creyere" y de "el que no creyere" es dramáticamente opuesto. Para unos - las ovejas que oyen la voz del Gran Pastor y la guardan en su corazón - la misericordia y la salvación. Y para "el que no creyere" la condenación eterna. Así comenzaba la convocatoria del remanente santo de Israel de entre todas las naciones de la tierra.



* la convocatoria de los tiempos finales.



En Jeremías 31:10 se anuncia este Gran Pastor de los tiempos finales - que comenzaron luego de la cruz, tengámoslo presente - que se dedicaría a reunir el rebaño disperso de la “casa de Israel”:


"El que esparció a Israel lo reunirá y guardará,
como el pastor a su rebaño"


Y también en Ezequiel 36:24:


"Y yo os tomaré de las naciones,
y os recogeré de todas las tierras,
os traeré a vuestro país"

.
y en Sofonías 3:29:


"En aquel tiempo yo os traeré;
en aquel tiempo os reuniré,
y os daré renombre y fama entre
todos los pueblos de la tierra".


Y en Jeremías 23:7-8 se habla muy claro del portentoso éxodo de retorno a Sion de la "casa de Israel", salva por el mensaje del evangelio:


'Vive YaHVéH que hizo subir y trajo
a los descendientes de la casa de Israel
de la tierra del norte y de todas las tierras
adonde los había echado';
y habitarán en su propio suelo"


Hay muchos otros pasajes proféticos sobre esta convocatoria. Tantos, que es imposible entender los días actuales sin tener en cuenta esa congregación planetaria del remanente santo. Y dice este pasaje que ella será mas recordada en el milenio - el Reino de los Cielos - que lo que el éxodo de Egipto lo fue por el Israel que nació en las faldas del Sinaí. ¡Grandes cosas están por venir de parte de YaHVéH!".


* el "silbido" y el "llamado" a las bodas celestiales.


En Zacarías 10:8 se dice que este Gran Pastor de los tiempos finales llamará con un silbido a su pueblo santo:


"Yo los llamaré con un silbido,
y los reuniré, porque los he redimido..."


y este llamado coincide o termina con el llamado a las bodas celestiales del Cordero - el Marido y Redentor de su pueblo (Isaías 54-5) - al cual debemos de estar atentos. Se llama bienaventurados a quienes escuchen este llamado:



“... Bienaventurados los que son llamados
a la cena de las bodas del Cordero".
(Apocalipsis 19:9)


Y vez del pacto del Sinaí - un pacto definido como un matrimonio de YaHVéH con su pueblo - tendremos las "bodas celestiales" del Cordero que restaurará el contrato matrimonial que fue invalidado por Israel y Judá (Jeremías 31:32; 11:10). Eso es: en donde hubo "boda" en el Sinaí, ahora habrá "boda" en el cielo.

¿Estaremos atentos a este silbido/llamado?. ¿Estamos prontos a acudir a este nuevo matrimonio celestial que sellará el Nuevo Pacto de YaHVéH con su pueblo? , si mantenemos nuestras lamparas llenas de aceite y no somos "novias" imprudentes. NO, si somos apenas cristianos culturales, seguidores de un rito externo pero sin haber exterminado el amor a este mundo de nuestro corazón que no puede coexistir con el anhelo del mundo venidero.


* el Gran Pastor, Rey y Sumo Sacerdote.



En Juan 10:16 nuestro Señor Jesucristo confirma que Él es el Gran Pastor que convoca las ovejas desterradas de su pueblo a Sión:


“Tengo, además, otras ovejas
que no son de este redil;
a esas también debo atraer
y oirán mi voz,
y habrá un rebaño y un pastor”.



De modo que el Gran Pastor que convoca al remanente santo de la "casa de Israel" es tambien el Marido y Redentor (Isaías 54:5) de las bodas celestiales que recibe de nuevo a la esposa que había desechado (Oseas 2:19: 3:1). Y es también el Cordero de Dios inmolado en la cruz quien se identifica como el la raíz de David y León de Juda (Apocalipsis 5:5-6). El mismo que dejó instrucciones precisas a sus apóstoles/enviados para anunciar el Reino de Dios a sus ovejas esparcidas:


”... id antes a las ovejas perdidas
de la casa de Israel.

Y yendo, predicad, diciendo:
"El reino de los cielos se ha acercado".



De modo que después de haberlo visto azotado, colgado exánime de una cruz y levantado de entre los muertos podemos estar seguros que ahora Jesucristo/ YeshuaHamasiaj es el Gran Pastor y Rey – y también Sumo Sacerdote de nuestra fe (Hebreos 3:1) - que convoca a "las ovejas que escuchan su voz" a Sion.


Él destruyó la muerte para siempre y al final secará también nuestras lágrimas:



“Y oí una gran voz del cielo, que decía:
- El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres.
Él morará con ellos, ellos serán su pueblo
y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos;
y ya no habrá más muerte,
ni habrá más llanto ni clamor ni dolor,
porque las primeras cosas ya pasaron”.
(Apocalipsis 21:3)


Y más: Él es “el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra”. El que “nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Apocalipsis 1:5-6).


“Las primeras cosas” - este mundo corrupto gobernado por los hombres – pronto pasará. Ahora viene el tiempo del “Tabernáculo de Dios con los hombres”, de “YaHVéH Justicia Nuestra” reinando sobre los reyes de la tierra desde una nueva Jerusalem.


Y es el tiempo de la alegría que pondrá fin a una larga espera:


”Se dirá en aquel día:
- ¡He aquí, este es nuestro Dios!
Le hemos esperado, y nos salvará.
¡Este es YaHVéH ,
a quien hemos esperado!
Nos gozaremos y nos alegraremos
en su salvación".
Isaias 25:8-9

Amen y amen


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