"Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad". 
(Salmo 60:4)

TRES
MOTIVOS
DE ALEGRÍA
ANTES DE
LA PASIÓN

(LA ALEGRÍA DESPUÉS DEL DOLOR)


En el evangelio de Juan leemos las palabras de Jesús/Yeshua poco antes de la pasión cuyo sufrimiento infinito conocía desde "antes de la fundación del mundo". En ellas se puede discernir tres motivos de alegría a pesar de los momentos dramáticos que se aproximaban. El primero esta en Juan 14:28:

“Si de veras me amaran,
se habrían alegrado al saber
que voy al Padre,

porque él es más que yo.

(Juan 14:28)

Los discípulos no asumían todavía – a pesar de habérselo oído una y otra vez - la deidad del Hijo y su unión intima con el Padre. Dice Filipenses 2:6 refiriéndose al descenso de Jesús/Yeshua desde la gloria de su deidad a la bajeza de la naturaleza carnal:


“Él, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo,
tomó la forma de siervo
y se hizo semejante a los hombres.


Es natural que Quien ha soportado tal desgarrador "despojamiento" ansiara el momento de su retorno al seno del Padre. Aun sabiendo que todavía le restaba el último trecho de este "despojamiento" abisal e iba a recibir sobre Si mismo el insoportable peso del pecado del mundo. Pero aún así vislumbraba con inefable ardor el reencuentro con Quien era mayor que Él por ser su Padre - aunque igual en divinidad - y que por ser Padre lo contenía:


“Ahora pues, Padre,
glorifícame tú al lado tuyo,
con aquella gloria que tuve contigo
antes que el mundo existiera.
(Juan 17:5)



Y los discípulos no discernían la indecible alegría que suponía el anhelado Reencuentro . Amaban a su Maestro, pero lejos estaban de percibir Su lucha interior entre el dolor de la misión todavía incumplida y la alergia del revestimiento de su Gloria primera que lo esperaba.


***


El segundo motivo de alegría esta en Juan 16:5-7:

“...les digo la verdad:
es mejor para ustedes
que yo me vaya.
Porque si no me voy,
el Defensor (nota 1) no vendrá
para estar con ustedes;

pero si me voy,
yo se lo enviaré".
(Juan 16:5-7)

Tampoco los discípulos podían comprender - todavía - que la partida de su Maestro redundaría en un mayor beneficio para ellos. Y sería necesario esperar hasta Pentecostés, cuando un "viento recio" descendiera con poder de lo Alto para que todo se volviera claro. En Juan 14:16:20 el Maestro les dice cual sería el superior entendimiento que recibirían:

En aquel día,
ustedes se darán cuenta
de que yo
estoy en mi Padre,
y ustedes están en mí,

y yo en ustedes”.

Es decir, si Él partía – explica – sus discípulos recibirían un Espíritu Santo que les daría comunión con el Padre y el Hijo y siempre estaría con ellos. Esto era una radical novedad con respecto al judaísmo que habían conocido y debía de llenarlos de alegría. Ya no tendrían que seguir los pasos del Maestro y estrecharse en Su torno para escuchar cada una de sus Palabras porque “el Espíritu Santo que el Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho (Juan 14:26).

La situación sería entonces muchísimo mejor y por eso el Maestro afirmaba con razón que deberían de alegrarse por su partida.



***



El tercer motivo de alergia para superar la tristeza evidente que los embargaba se relata en Juan 16:20-23:


“...aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en alegría.

Cuando una mujer va a dar a luz, se aflige porque le ha llegado
la hora; pero después que nace la criatura, se olvida del dolor a causa de la alegría de que haya nacido un hombre en el mundo.

Así también, ustedes se afligen ahora;
pero yo volveré a verlos, y entonces su corazón se llenará de alegría, una alegría que nadie les podrá quitar”.


cuando el Maestro dice aquí "yo volveré a verlos" no se refería a su resurrección ya que por extraordinario que haya sido ese radiante momento - ¡y vaya si lo fue! - se trató solo de un destello de la gloria futura. No, el anuncio de reencuentro futuro se refiería a algo mucho mas grandioso y permanente: a su reencuentro en el Reino venidero. En el inicio de la cena pascual Jesús/Yeshua había exclamado:


“ -¡Cuánto he querido celebrar con ustedes
esta cena de Pascua antes de mi muerte!
Porque les digo que no
la celebraré de nuevo
hasta que se cumpla en el reino de Dios!”.
(Lucas 22:15-16)



La celebración de la cena del Señor nos recuerda hacia atrás el sacrificio del cuerpo y la donación de la sangre del Cordero por los cuales somos libres del pecado y del poder de la muerte. Pero también anuncia hacia delante al momento del reencuentro en el Reino cuando los elegidos volverán a ver a su Maestro – esta vez revestidos de gloria -. ¿celebramos estos dos significados de la cena pascual?. Si leemos con atención el Señor los subrayó en todas sus palabras esa noche, y es patente en sus brindis:


“Tomen esto y repártanlo entre ustedes;
porque les digo que no volveré a beber
del producto de la vid,
hasta que venga
el reino de Dios.
(Lucas 22:17-18)

donde se anuncia el Reino. Y:

"Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre,
que por vosotros se derrama".
(Lucas 22:20)

donde se anuncia la cruz (nota 2).

La cruz y el Reino son los polos que mantienen vigorosa la corriente de Vida abundante del creyente. Si uno de esos polos no esta suficientemente despierto esa corriente languidece y corre el riesgo de desaparecer. - "Acuérdate de mi cuando vengas en tu Reino" le pidió el ladrón arrepentido crucificado a Su lado. Y Él confirmo esa esperanza postrera. La cruz apunta al Reino bienaventurado.


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Tiempo después de esta memorable cena de claras y directas palabras el apóstol Pedro, ya ungido por el Espíritu, predicaba con vigor en el pórtico del Templo:


“ ...pero Dios cumplió de este modo lo que antes había anunciado por medio de todos sus profetas: que su Mesías tenía que morir. Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él les borre sus pecados y ... les mande tiempos de alivio, enviándoles a Jesús, a quien desde el principio había escogido como Mesías para ustedes". (Hechos 3:18-21)


Habían pasado un poco mas de cincuenta días y ya habían descendido las lenguas de fuego sobre la cabeza de discípulos y apóstoles en el cenáculo. Las dudas e incertezas habían desaparecido y una luz de lo Alto iluminaba el entendimiento de quien antes se precipitaba y tropezaba en las palabras del Maestro sin entenderlas. Ahora sin embargo mostraba una perfecta comprensión de todo. Es esta clara visión - triunfando sobre el dolor - la que debe inundarnos hoy de la perfecta alegría que Él preparó para nosotros:



"Ahora voy a donde tú estás;
pero digo estas cosas mientras estoy
en el mundo,
para que ellos se llenen
de la misma perfecta alegría

que yo tengo”.
(Juan 17:13)

Amen y amen



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Nota 1): la versión Cristo para Ti traduce "Defensor" en donde en la mayoría leemos "Consolador".

Nota 2): y aún el pasaje que usamos con mas frecuencia en la celebración de la cena del Señor anuncia también la cruz y el Reino.: en 1 Corintios 11:26 - su parte final - leemos:
“Así pues, todas las veces
que comáis este pan
y bebáis esta copa,

la muerte del Señor anunciáis
hasta que él venga”.

la muerte del Señor”: la cruz; y "hasta que Él venga": el Reino.





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