"Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad". 
(Salmo 60:4)

El Guía de la historia



DICE ISAIAS 41:4 hablando a pueblos lejanos:

"¿Quién ha hecho esto y permite que esto suceda?
Él que desde el principio controla la historia.Y
o, el Señor, estoy presente de principio a fin”.

Aquí Dios/Elohim - YaHVéH - nos dice que Él es quien “desde el principio controla la historia” y agrega: “estoy presente de principio a fin”. Esto es: Él afirma sin sombra de vacilación que tiene el control de la historia y que la va a llevar infaliblemente a su culminación según su santo Propósito establecido desde el principio. Esto es una característica específica de la fe bíblica. Porque es posible concebir “dioses” que se manifiesten solamente en un plano “espiritual” y de leyendas, en un mundo onírico ajeno al devenir concreto y observable de los pueblos, pero este NO es el caso del Dios de la Biblia. Él afirma que tiene el control de la historia y esto quiere decir que actúa sobre ella, no se preocupa por leyendas, sino por el devenir concreto de los hombres. ¡Que tranquilidad debería darnos esto en tiempos como los actuales! ¡Ahora mismo Él está en el control y llevando a cabo su Propósito! En Isaías 46:9-10 leemos:

"...porque yo soy Dios... que anuncio
lo por venir desde el principio,
y desde la antigüedad lo que aún no era hecho;
que digo: ‘Mi plan permanecerá
y haré todo lo que quiero’”

y en seguida agrega:

“lo he pensado, y también lo llevaré a cabo".

También dice Daniel 4:34:

"Su dominio es sempiterno;
su reino, por todas las edades”.

El misterio de su Propósito se está cumpliendo siempre. Pero nosotros tenemos conceptos históricos sujetos a pensamientos y perspectivas prevalecientes en una o dos generaciones, pero el devenir histórico que YaHVéH tiene ante si tiene miles de años. El evangelio entonces, si afirma provenir del mismo Dios/Elohim que hace afirmaciones tan rotundas debe de encajar en ese Propósito, esto es, debe de tener raíces evidentes en todo el texto bíblico, no puede ser un “borrón y cuenta nueva” a partir de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo sino que esta contenido en una profecía maestra en la que se inscribe sin duda con gran protagonismo este glorioso advenimiento. No puede ser por ejemplo, que se haya remplazado su pueblo elegido, aquel que era descendencia de Abraham con el cual construiría la historia. Tiene que haber una continuidad demostrable de la descendencia de Abraham mediante la cual ejecutaría su Propósito.

Y en efecto, una de las raíces del evangelio, el comienzo efectivo del Propósito de YaHVéH para los hombres – y para las naciones - se hunde hasta el momento preciso en que Dios/Elohim - YaHVéH - llama y hace a Abram/Abraham promesas inmutables que serán las vigas maestras de la historia. Esta raíz profunda se hunde hasta el año 2.000 AC cuando YaHVéH dice a Abram:

“No te llamarás más Abram,
sino que tu nombre será Abraham,
porque te he puesto por padre
de muchedumbre de gentes.
Te multiplicaré en gran manera,
y de ti saldrán naciones y reyes
Génesis 17:1-7

Estas palabras las dirige YaHVéH a “Abram”– mas tarde “Abraham” – que en ese momento tenía 99 años. Para ese tiempo el mundo había pasado por la catástrofe del Diluvio, consecuencia de la violencia y sensualidad sin control entre los hombres. Y sobre sus causas se dice en Génesis 6:5:

“Vio YaHVéH que la maldad
de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos
de su corazón solo era
de continuo el mal”

Y luego de esta “macro-intervención” de Dios/Elohim - YaHVéH – hubo un nuevo comienzo para la humanidad, y esta vez YaHVéH se propuso intervenir a través de la descendencia de Abraham para asegurarse un remanente de todas las naciones que formaría el pueblo santo de Su Reino, al final de los tiempos. Esta descendencia, y este remanente seleccionado para un Reino sería el curso profundo de la historia, aquella corriente que se movería por debajo de la superficie apuntando con determinación a su Propósito. Y en este “reino sempiterno” prevalecería solo Su consejo para todos los pueblos de la tierra. Porque Él vendría a morar con los hombres y esa sería la Novedad que cruzaría los siglos.

De modo que la congregación de un remanente santo de todos los pueblos de la tierra es el fundamento del Plan de Redención que fue establecido desde antes de la fundación del mundo y que tiene como piedra fundamental el sacrificio vicario del Hijo por el pecado de todos. En Apocalipsis 5:9 leemos sobre ese remanente “de todo linaje, lengua, pueblo y nación” y del Sacrificio que lo justificó ante Dios, esto es, que lo redimió del mundo pagando por sus pecados:

“Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:
‘Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos,
porque tú fuiste inmolado,
y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje, lengua, pueblo y nación;
nos has hecho para nuestro Dios
un reino y sacerdotes,
y reinaremos sobre la tierra’”

¡Qué perspectiva tan gloriosa y alejada de los fines políticos a que estamos acostumbrados!: un reino de sacerdotes que reinaran sobre la tierra. Y esta escena final comenzó con la primera promesa (o manojo de promesas) de YaHVéH a Abraham y su descendencia. Y en el momento que estas eran anunciadas YaHVéH cambió el nombre de aquel que las llevaría a cabo: Abram, que significa “padre enaltecido” sería ahora “Abraham” que significa “padre de una muchedumbre de gente” -. Y esto no es un mero juego de palabras: la “muchedumbre de gentes” con la semilla de Abraham sería tan grande que cubriría toda la tierra y engendraría pueblos, naciones y reyes. Y a partir de esta primera promesa YaHVéH – el Gran Tejedor - va a comenzar a tejer la trama de los eventos mundiales produciendo a veces hechos visibles y portentosos y otras pequeños y ocultos que permitirán al final a todos los pueblos y naciones de la tierra proveer de si mismos los redimidos que conformarán el “Reino de los Cielos”/“Tabernáculo de David restaurado” que también es el REINO DE ISRAEL venidero por el cual reclamaron los discípulos a su Maestro antes de la ascensión (Hechos 1:6). De hecho este Dios/Elohim que declara desde el principio las cosas finales dijo con respecto a Israel:

“Así dice el SEÑOR,
el que da el sol para luz del día,
y las leyes de la luna y de las estrellas
para luz de la noche...
Si se apartan estas leyes
de mi presencia--declara el SEÑOR--
también la descendencia de Israel dejará
de ser nación en mi presencia para siempre”.

Y esto otro:

“Porque tu esposo es tu Hacedor,
el SEÑOR de los ejércitos es su nombre;
y tu Redentor es el Santo de Israel,
que se llama Dios de toda la tierra”.
(Isaías 54:5)

Esto es, la relación de YaHVéH con su pueblo es tan inmutable como el transito de los astros en el cielo y su efecto sobre los hombres, y tan estrecha como la relación de un esposo con su esposa ¿podía olvidar a su pueblo? ¿Podría cambiar Dios/Elohim - YaHVéH – de pueblo escogido en algún momento de la historia? ¿Podría remplazar a ISRAEL? Es evidente que no. Y sin embargo se nos ha dicho a los cristianos que sí lo hizo, que en el Nuevo Testamento eligió otro pueblo para su trato exclusivo. ¿Puede ser esto? Si así lo fuera la credibilidad del Dios/Elohim como Guía de la historia, Aquel que afirma que lleva a cabo lo que piensa, que hace cumplir siempre sus promesas y que conoce el final desde el principio, se desmoronaría. Vamos a ver estas cosas paso a paso en los próximos capítulos.


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