"Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad". 
(Salmo 60:4)


LA SUPREMACÍA
DEL DIOS DE
ABR
AHAM (Y DE SU DESCENDENCIA)

EN LA HISTORIA DE
LAS NACIONES





* los dos extremos del plan
de redención de las naciones



En Isaías 51:2 se nos invita a mirar hacia el origen de la ejecución del plan de Dios/Elohim para redención de las naciones. Y se dice:


“Mirad a Abraham, vuestro padre,
y a Sara, que os dio a luz;
porque cuando no era más que uno solo,
lo llamé, lo bendije y lo multipliqué”.


Allí comenzó todo: Dios/Elohim eligió a una persona, Abraham, “lo llamó, lo bendijo, y lo multiplicó” para obtener una descendencia bendita en medio de un mundo ajeno a Él, que ya había sido juzgado por el Diluvio y que se encaminaba de nuevo hacia la perdición. Y en Génesis 22:18 está la promesa que condicionó toda la historia:


"En tu simiente serán benditas
todas
las naciones
de la tierra,
por cuanto obedeciste a mi voz".


Habría entonces una descendencia de Abraham mediante la cual se ejecutaría el Propósito de bendición - y luego redención - de las naciones. Y esta bendición/redención tenía un fundamento:


"...por cuanto has hecho esto
y no me has rehusado a tu hijo,
tu único hijo, de cierto te bendeciré
y multiplicaré tu descendencia
como las estrellas del cielo
y como la arena que está
a la orilla del mar..."
(versículos 16-17)



En donde Isaac prefiguraba al Hijo que habría de ser dado a los hombres en la "plenitud de los tiempos". ¿Sabría Abraham, cuando se dirigía hacia el monte Moriá llevando a su hijo, que de su obediencia a este extraño petitorio pendía la redención de las naciones?. Seguramente todo su ser estaba sumido en confusión, nada parecía tener sentido. ¡Isaac había sido una promesa de YaHVéH largamente esperada!. Tan solo sabía que tenía que obedecer a YaHVéH, que era un Dios/Elohim Justo y Misericordioso, y que de algún modo todo tendría sentido al final (Hebreos 11:19). Y obedeció, y así se abrieron los cielos a favor de los hombres.


Para que estuviera claro - a quienes vendrían después - que la infinita prole prometida a Abraham - “como las estrellas del cielo y las arena de la orilla del mar” - era obra de Su divina intervención, YaHVéH la trajo a la luz del vientre de una mujer infértil ya envejecida – esto es: doblemente estéril - : Sara. De ese vientre infecundo hecho fértil por intervención del Altísimo - luego de una espera "contra toda esperanza" - vino Isaac. Y este engendró luego a Jacob/Israel - el patriarca de las doce tribus de ISRAEL - de donde procede una inmensa descendencia que cubrió el planeta. Y de esta superabundante prole provenimos todos los creyentes en la Simiente perfecta de Abraham - Jesucristo/Yeshuahamashiaj - como lo dice Galatas 3:7:

“Sabed, por tanto,
que los que tienen fe,
estos son hijos de Abraham”

y también


"si vosotros sois de Cristo,
ciertamente descendientes de Abraham sois,
y herederos según la promesa".
(Gálatas 3:29)


aunque somos - los creyentes - solo un remanente de esa inmensa prole (
Romanos 9:27, 11:5).


Vayamos ahora al otro extremo: en el Salmo 47:9-10 tenemos el el final de la obra que comenzó con la elección y la obediencia de Abraham. Leamos esta impresionante declaración:



“ Los príncipes de los pueblos se reunieron
como pueblo del Dios de Abraham,
porque de Dios son los escudos de la tierra.
¡Él es muy enaltecido!
(Salmo 47:9-10)



Este es el clímax: se ha establecido la primacía absoluta de la descendencia de Abraham y de “su Dios”. Los pueblos se reunieron “como” pueblo del Dios de Abraham. Éste y su descendencia son la referencia excluyente en toda la tierra: las naciones obedecen a YaHVéH. Los “escudos de la tierra", es decir, los poderes políticos del mundo, ya son del Dios Altísimo. Del Dios de aquel que fue declarado “justo” y padre de los justos por cambiar el orgullo de la carne por el obrar con fe (Habacuc 2:4). La descendencia de Abraham ha tomado la primacía absoluta y el Propósito de adquirir una población fiel en toda la tierra, para Su alabanza, ya ha sido alcanzado. ¡Aleluya! (nota 1)



* la simiente de Abraham escondida
en las naciones.



Pero en esta grandiosa declaración del Salmo 47 hay cosas que precisan ser mas explicadas. Ya hemos resaltado otras veces que la promesa de descendencia a Abraham no era para la formación de una sola nación, sino de muchas: de "reyes y naciones". Recordemos esa catarata de promesas porque el curso de la simiente de Abraham en la historia es la espina dorsal de la profecía:


A Abraham: “Te multiplicaré en gran manera, y de ti saldrán naciones y reyes”(Génesis 17:6); a Sara: “... y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos nacerán de ella" (Génesis 17:16); a Jacob cuando cambió su nombre a ISRAEL ("Dios Lucha"): “... una nación y un conjunto de naciones saldrán de ti, y reyes saldrán de tus entrañas”(Génesis 35:11); a José: “... te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones...” (Génesis 48:4).


Todas estas rotundas afirmaciones indican sin lugar a dudas que la prole de Abraham, Isaac y Jacob – y de José - engendraría reyes y naciones a escala planetaria, no una sola nación en "Canaan"/"Palestina". Y como el Plan de Redención de YaHVéH se manifiesta a través de Abraham, todas estas naciones surgidas de su descendencia serían naciones con Propósito. Con ellas se conformó la trama principal de la historia y se obró en ella para el cumplimiento final del Propósito establecido desde antes de la fundación del mundo (nota 2). La parte final de la promesa a Abraham - luego de su prueba de obediencia que abrió los cielos - dice así:


"
tu descendencia se adueñará
de las puertas de sus enemigos"

(Génesis 22:17)


lo que se confirma en la bendición de Isaac a Jacob:

"Sírvante pueblos
y las naciones se inclinen delante de ti."
(Genesis 27:29)


quiere decir que sería una descendencia que dejaría huella allí donde fuera.


(Ver: "El propósito de YaHVéH en la división de ISRAEL en dos Casas")


Miremos los pueblos del mundo a grandes trazos en busca de la descendencia de Abraham: en África negra muchos pueblos afirman que descienden de ISRAEL. Y se han hecho estudios de ADN que validan esta tradición. Y en el norte de África pueblos como los bere-bere parecen tener credenciales israelitas. En China muchos conglomerados se dicen descendientes de Manasés. Japón manifiesta señales que también lo vinculan a esa descendencia multitudinaria. En India – al oeste y el noreste - hay poblaciones que afirman su procedencia israelita. Los pastun y la nobleza afgana afirman ser descendientes de Benjamín. Los indios de Norteamérica parecen repetir ritos israelitas y hay quienes afirman que son el ramal mas extremo de la migración israelita. Toda la nobleza de Europa esta emparentada y en muchos casos se puede seguir su ascendencia israelita ya que las naciones europeas nacieron de la proteica “cultura celta” en donde se escondió la rama principal de los israelitas desterrados: la descendencia de Efrain.

(ver “Soplados por el viento solano”).


Ellos, con otras tribus asimiladas, fueron los cimerios y los escitas, pueblos belicosos que emigraron a partir del siglo V A.C. de las llanuras transcaucásicas cubriendo el centro europeo, la costa atlántica y las “islas” británicas (nota 3). Y con la caída del Imperio Romano avanzaron hacia el sur. Y estos también fueron los primeros pueblos en escuchar el evangelio que les fue enviado por nuestro Señor Jesucristo mediante la misión apostólica de los doce. Así se convirtieron en la "cuna del cristianismo". Y luego se expandieron por toda la tierra, conquistando continentes y subcontinentes, y llevando consigo la Palabra del evangelio. Estemos seguros que esta gigantesca obra misionera - complemento de la misión apostólica - llena de imperfecciones, fue perfeccionada por Dios/Elohim en los cielos (Hechos 12:22-23).


De modo que la descendencia de Abraham, Isaac y Jacob - y de José - realmente cubrió toda la tierra en una entretejido difícil de “probar” definitivamente en la historia secular – es un misterio de Dios/Elohim solo visible a los santos - pero fácil de discernir leyendo señales evidentes a partir de un concepto de la historia fundado en la Biblia, sin distorsiones - y a veces disparates - humanos. Teniendo esto en mente adquiere significado Mateo 8:11, en donde se lee una afirmación asombrosa de nuestro Señor:


“ Os digo que vendrán muchos
del oriente y del occidente,
y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob
en el reino de los cielos”
Mateo 8:11


Estos que vendrán "de oriente y de occidente" a compartir la mesa del Reino de los Cielos - el reino mesiánico - son la descendencia de Abraham repartida por el mundo - o mejor, un remanente santo de ella lavado por la sangre del Cordero - que volverá a Sion al fin de los días.


* la simiente de Abraham revelada
en las naciones.



Un día - no lejano - veremos la manifestación en las naciones de la simiente redimida de Abraham y de ISRAEL - el ISRAEL DE DIOS - :


(ver: "Después de Romanos 11:25")
.


Leamos pasajes sobre esta manifestación gloriosa:


“La descendencia de ellos será
conocida entre las naciones

y sus renuevos en medio de los pueblos.
Todos los que los vean reconocerán
que son un linaje bendito de YaHVéH”
(Isaías 61:9)


Y dice el Salmo 105:42-45:


“Porque se acordó de su santa palabra
dada a Abraham su siervo,
y sacó a su pueblo con alegría,
y a sus escogidos con gritos de júbilo.
También les dio las tierras de las naciones,
y poseyeron el fruto del trabajo de los pueblos,
a fin de que guardaran sus estatutos,
observaran sus leyes. ¡Aleluya!”


Y Sofonías 3:20:


"En aquel tiempo yo os traeré;
en aquel tiempo os reuniré,
y os daré renombre y fama
entre todos los pueblos de la tierra,
cuando levante vuestro cautiverio
ante vuestros propios ojos,
dice YaHVéH".


Y Jeremías 31:7:


“Así ha dicho YaHVéH:
‘Regocijaos en Jacob con alegría;
dad voces de júbilo a la cabeza de naciones.
¡Haced oír, alabad y decid:
"Salva, YaHVéH, a tu pueblo”.
el resto de Israel"!


¡Cuantas experiencias esperan a los creyentes - la descendencia redimida de Abraham -!. Serán vistos por las naciones como "linaje bendito". En Apocalipsis 5:9, hablando del Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo, se dice:



"... con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje, lengua, pueblo y nación"



Tendrán "renombre y fama", serán "la cabeza de las naciones", y del mismo modo que los israelitas cautivos en Egipto “despojaron” pacíficamente a los asustados egipcios (Éxodo 12:36), los israelitas “cautivos” en las naciones las "despojarán". ¡Tendrán una herencia planetaria! Y sin embargo serán un pueblo manso que "se deleitará en la abundancia de paz" (Salmo 37:11).


(Ver: "La Herencia Planetaria de Abraham").


Estos son hechos portentosos que no cuadran con doctrinas humanas. Santas paradojas del Dios cuyos caminos tan altos "como el cielo lo es de la tierra" con respecto a cualquier designio del hombre. “De Él son los escudos de la tierra”, esta es la promesa. Cuando veamos al edificio de las Naciones Unidas rodeado de banderas sepamos que este no es lugar definitivo de reunión de todos los poderes de la tierra, ni la organización que traerá paz y justicia al mundo. El lugar será Sión, la organización: el “reino de los cielos”, y Quien convocará y reinará sobre los escudos de las naciones será YaHVéH, el Dios de Abraham y su descendencia:



“Su templo está sobre el monte Sión, en Jerusalém;
allí rompió las armas de guerra: escudos,
espadas, arcos y flechas”.

(Salmo 76:2-3)



Éste será "YaHVéH Justicia Nuestra", la Simiente perfecta de Abraham, el Hijo de Dios, el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec a Quien se llama en Apocalipsis 1:5: "... el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra".



¡Aleluya! Maranatha: Ven Jesús.



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nota 1): la versión "La Biblia En Lenguaje Sencillo" traduce así Hechos 15:16-18:

"Yo soy el Señor su Dios,
y volveré de nuevo.
Haré que vuelva a reinar
un descendiente de David.

Cuando eso pase,
gente de otros países
vendrá a mí,
y serán mis elegidos.
Yo soy el Señor su Dios.

Yo había prometido esto
desde hace mucho tiempo".


en donde se expresa una idea similar: "gente de otros paises" - gentiles - serán considerados "elegidos", y "vendrán" al reino del Hijo de David - el "reino de los cielos" - . Esta es la simiente desterrada de Abraham, Isaac, Jecob - y José - que vuelve a Sion. El remanente santo de Israel que vuelve a la tierra de donde fue echado por su rebeldía. "Yo había prometido esto desde hace mucho tiempo", dice la Palabra.


***


nota 2): Dice Isaías 41:4:


"¿Quién ha realizado esta obra?
¿Quién, desde el principio,
ha ordenado el curso de la historia?
Yo, el Señor, el único Dios,
el primero y el último".


YaHVéH, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de José y de Daniel, es el Señor de la historia. Todo en ella ha sucedido según sus planes de escoger un pueblo para su alabanza que señoreara en medio de la tierra sobre un mundo de Justicia y Paz. Y en esos días Él morará con su pueblo santo. Podemos confiar que a pesar de la confusión aparente, de los contrastes y confrontaciones, de los dramas e injusticias, de las guerras y holocaustos, los hilos de la historia no han escapado de las manos de YaHVeH.


***


nota 3): en los escrtitos del rabino Moshe Yoseph Koninchowsky se cita el siguiente estudio sobre el destino de las tribus israelitas en el escenario europeo:


Yair Davidy llegó a las siguientes conclusiones, bien documentadas, a partir de fuentes talmúdicas, históricas y arqueológicas. Efraím acabó en Gran Bretaña, Manases en USA, Rubén en Francia, Simeón en la Europa celta y judía, Levi a dondequiera que fuesen los judíos, Yahudáh (Judá) fue a todas partes, Isacar acabó en Suiza y en Finlandia, Zebulón en Holanda, Gad en Suecia, Asher en Escocia, Benjamin con los judaitas en Bélgica, en Normandia y en otros lugares, Dan con los daneses y los celtas de Europa y Neftalí con los noruegos en Noruega. Como puede usted ver claramente, ambas casas fueron prácticamente a todas partes, aunque Yahudáh (Judá) tuvo mas éxito en mantenerse unido.


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