"Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad". 
(Salmo 60:4)



LOS
“HIJOS
DEL
DIOS VIVIENTE”

"¿No es Efraín hijo precioso para mí?"



* el destierro y la promesa de gracia redentora


El libro de Oseas es el mas citado en los evangelios, precisamente porque profetiza sobre como Dios/Elohim desecharía el norteño “Reino de Israel” - “Efraín”, "casa de Israel", “Jacob” - por rebelde y apóstata y mas tarde le extendería Su misericordia y volvería a tomar a un remanente fiel de su descendencia como pueblo suyo – pueblo santo - al final de los historia.

Y una de las formas mas reveladoras y profundas de entender el Nuevo Pacto, con todos sus misterios fundacionales que hablan de muerte/nuevo nacimiento, es verlo como la provisión divina de salvación a un pueblo que mereció la muerte por su rebeldía, y que al final fue objeto de la "pura gracia" de Aquel que lo condenó.


Repasemos algunos pasajes a vuelo de pájaro sobre esta tragedia con final feliz que recorre todos los libros proféticos. Veamos primero la condenación (excomunión de Israel):


"Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido;
porque ahora, oh Efraín, te has prostituido,
y se ha contaminado Israel".
(Oseas 5:3)


Un juicio terrible que fueron mas explícitos en los nombres de los hijos que el profeta Oseas tuvo con la prostituta Gomer. El tercer juicio fue el mas lapidario:


“Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi,
porque vosotros no sois mi pueblo,
ni yo seré vuestro Dios”.


Luego vino el destierro de la “casa de Israel”, y el compungimiento del corazón de Dios/Elohim por su hijo desterrado en el desierto de las naciones:


"¿No es Efraín hijo precioso para mí?
¿no es niño en quien me deleito? ...
or eso mis entrañas se conmovieron por él;
ciertamente tendré de él misericordia"
(Jeremías 21:20)


Este es el anuncio de Su misericordia, la antesala del evangelio de la gracia. El profeta Oseas anuncia que esta redención futura vendría al final de los tiempos y nos hace el anuncio solemne de la oferta gratuita de Su misericordia y el retiro de Su ira:


"Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia;
porque mi ira se apartó de ellos".
(Oseas 14:4)


La “pura gracia” seria el centro de la acción de Dios a favor de los hombres a partir del sacrificio vicario de su Hijo cuya sangre derramada en la cruz inauguraría el nuevo Pacto de Dios con los hombres y por esta Sangre el pueblo prófugo y desterrado podía ser adoptado de nuevo como pueblo santo, esta vez por toda la eternidad.


Así se cierra el ciclo expulsión/nueva adopción contenido en la historia de los últimos 2.700 años.


Y Oseas profetiza que luego del sacrificio vicario del Hijo pasarían dos días y al tercer día el Hijo retornaría y daría vida de nuevo a su pueblo (Oseas 6:2). Dos días proféticos – dos mil años de 360 días - ya pasaron y se cumplieron en el año 2004. Ya estamos en el tercer día y pronto se manifestara el Hijo/Mesías/Rey de Israel al mundo. Entonces veremos la corona de la historia: el Nuevo Israel reunificado – el ISRAEL DE DIOS - Judá y Efraín juntos de nuevo. Y habrá “un solo rebaño y un solo Pastor”.


* los "pescadores" y los "cazadores"


Para rescatar este remanente santo de Jacob/Israel de entre las naciones se abrió un tiempo de gracia, el tiempo que en Jeremías 16:16 se llama “tiempo de los pescadores”.


Este tiempo comenzó con la misión apostólica a los “hijos de Israel”/”casa de Israel” y las iglesias de Jesucristo, el/los apriscos de “las ovejas perdidas de la casa de Israel” que aceptaron la Palabra del evangelio, esparcidas por el mundo. Pero el Señor avisó que en sus congregaciones habría trigo y cizaña. El trigo sería el “remanente de Jacob/Israel”. La cizaña seria el plantío del Enemigo que conviviría con el trigo hasta el fin de los tiempos.


Este es el tiempo que resta: el tiempo de la “gran tribulación”, el tiempo de la prueba, y de la cosecha. En el escucharemos el llamado del Gran Pastor – el Pastor de Israel (Salmo 80:1) - que nos guiara de nuevo a la tierra restaurada y ampliada de nuestros ancestros: la Sión en gloria. Serán días de “nublado y oscuridad” para el mundo, el "tiempo de los cazadores" - la angustia de Jacob - sobre los redimidos que recibirán revelación abundante y auxilio providencial de lo Alto .


La historia del mundo – especialmente la de los últimos 2.000 años - no puede ser entendida sin advertir como fluye en ella, en su trama profunda, la operación rescate del colectivo del hijo ausente – “Efraín” – disperso entre todas las naciones de la tierra. Fueron estos “que estaban muertos” en sus delitos y pecados los llamados a un “nuevo nacimiento” que los transformaría de nuevo en ciudadanos del Reino bendito del mundo venidero/atid lavoh


* los "hijos del Dios viviente"


El apóstol Pablo aplica las profecías de Oseas al pueblo de la iglesia naciente, redimido por la sangre del Cordero:


"Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,
Y a la no amada, amada.
Y en el lugar donde se les dijo:
Vosotros no sois pueblo mío.
Allí serán llamados hijos del Dios viviente."
(Romanos 9:25-26)


Esta es una declaración asombrosa que reconoce que la iglesia naciente esta formada en realidad por los excomulgados de Israel, la “casa de Israel” enviada a un exilio sin memoria en el 722 A.C.


La declaración de Pablo se refiere a Oseas 1:10.


"Con todo será el número
de los hijos de Israel

como la arena de la mar,
que ni se puede medir ni contar.

Y será, que donde se les ha dicho:
Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho:
Sois hijos del Dios viviente.


En donde vemos Lo-ammi (“no-Mi pueblo”) es sustituido por “Hijos del Dios Viviente” . Una soberbia declaración que cierra siete siglos de exilio - en los días de la iglesia naciente - y veintisiete siglos en los días de hoy, en que siguen convirtiendose desterrados de Israel/Efraín en "hijos del Dios Viviente" aunque pronto estará completo su númetro. Este es el misterio - el cambio de denominación - que se produce cuando recibimos a Jesús/Yeshua en nuestro corazón: de ser hijos desterrados "sin Dios y sin esperanza" a "hijos del Dios Viviente".


* nomenclatura profética


Podemos establecer entonces la siguiente ecuación que nos ayudará mucho a leer y entender la profecía:


Reino del norte = Reino de Israel =
"casa de Israel" =
Efraín =
Jacob = José = “palo de José” =

"descendencia de Israel" =
"hijos del Dios Viviente" =

"hijos de la desamparada" =
“remanente de Jacob/Israel” =

“los que guardan los mandamientos
de Dios
y tienen el testimonio
de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17) =

“elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:14)


*la migración de los "hijos de Omri"


Los "hijos del Dios Viviente" entonces somos los descendientes del pueblo que fue juzgado - de parte de YaHVéH - por los profetas Oseas y Amos. Ese pueblo - el norteño “Reino de Israel” - separado del “Reino de Judá” después de la muerte de Salomón - en el 930 A.C. - fue llevado al exilio por el emperador asirio Sargón II luego de tomar su capital: Samaria en el año 722 A.C. como esta dicho en 2 Reyes 17:6 y 18:11:


"En el año nueve de Oseas,
el rey de Asiria tomó Samaria
y llevó a Israel cautivo a Asiria,
y los puso en Halah, en Habor,
junto al río Gozan,
y en las ciudades de los medos".


Y desde esas regiones del norte y este del Imperio Asirio emigraron hacia occidente – principalmente, aunque lo hicieron hacia los “cuatro vientos” de la tierra - acompañando las migraciones de los pueblos que los historiadores llaman “pueblos indoeuropeos”, denominación vaga e imprecisa y sin mucho fundamento. Estos pueblos variopintos con los que se mezclaron los “hijos de Israel” conformaron luego la proteica “cultura celta” en los territorios al norte del Danubio, al borde del Atlántico y en las islas Britania y Eire (Inglaterra e Irlanda).


En la edad apostólica y los primeros siglos de nuestra era, la rápida conversión de los “pueblos celtas” a la fe cristiana se constituyo en uno de los misterios centrales de la historia de los últimos 2.000 años.


En realidad esta vivaz y sofisticada cultura se había originado los “cimerios”, expresión que es una deriva linguistica de "kumri", que por su vez es una corrupción lingüística de “hijos de Omri” (nota 1) , que era la denominación por la cual era conocido el norteño “Reino de Israel” por los asirios. Y luego los “cimerios” fueron llamados “keltoi/celtas” por los griegos y “galos” por los romanos.


Los “celtas” eran multiétnicos, fruto de diferentes fusiones de los “cimerios”/hijos de Omri" con pueblos “indoeuropeos” y estas diversas mezclas (nota 2) dieron origen a las naciones que formaron luego la “cristiandad” europea cuyo extraordinario progreso en el concierto de las naciones cambió para siempre la historia del mundo.


También como anotamos antes los “hijos de Israel” - o los “hijos de Omri/kumri/cimerios” - emigraron hacia el este, a las extensiones de los territorios asiáticos, y hacia todas las naciones de la tierra. De modo que “de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9) puede el Mesías de Israel levantar hijos de Abraham para su bendito Reino venidero.


* el mensaje de rescate y anuncio del Reino


En Hechos 10:36 se hace una afirmación precisa sobre quienes serían los destinatarios del evangelio del Reino:


"Dios envió mensaje a los hijos de Israel,
anunciando el evangelio de la paz
por medio de Jesucristo;
éste es Señor de todos".


El mensaje del evangelio fue enviado - entonces - por Dios/Elohim a los "hijos de Israel" es decir, a la "casa de Israel", o sea los descendientes de las "10 tribus" rebeldes que fueron juzgadas por YaHVéH en los días del rey Jeroboam II.


Estas 10 tribus estaban lideradas por Efraín y tenían como capital Samaria. Siendo “Efraín” y "Reino de Samaria" otra forma de denominarlas.


Y al colectivo completo de Israel – Efrain y Judá que ya había inciado la diáspora - se refirió el apóstol Pablo cuando en su defensa ante el rey Agripa declara:


“Y ahora, por la esperanza de la promesa
que hizo Dios á nuestros padres,
soy llamado en juicio;

A la cual promesa
nuestras
doce tribus,

sirviendo constantemente
de día y de noche,

esperan que han de llegar".


De modo que la historia de la evangelización del mundo, que esta llegando a su fin, es también la historia del rescate de un remanente santo de los “hijos de Israel”/“casa de Israel” de entre todas las naciones de la tierra para llevarlos de retorno a Sion y al Reino prometido por boca de los profetas. Pero Jesús/Yeshua es el Señor de todos - de toda criatura - y su oferta de vida eterna es para todos.


* el "gran día de Jezreel"


En Oseas 1:11 se habla del gran día del reencuentro de todo Israel:


“Y los hijos de Judá y de Israel
serán congregados en uno,

y levantarán para sí
una cabeza - un "Jefe" - ,

y subirán de la tierra:
porque el día de Jezreel
será grande”.



Este es el gran día que le espera a los “hijos del Dios Viviente” y que se acerca vertiginosamente: el día de Jezreel. Será el momento inaugural del Reino venidero y el fin de un exilio de 2700 años – 70 generaciones -.


Y el fin del desencuentro entre Juda e Israel(Efraín) reunidos en un reino unificado por el Mesias. Esto es el "levantamiento del Tabernáculo de David" de que habla la profecía ( Amós 9:11).

Demos gracias - entonces - al Pastor de Israel que cumplirá su Promesa al final de la historia:


“Presta oído, oh Pastor de Israel;
Tú que guías a José como un rebaño;
Tú que estás sentado más alto que los querubines;
...
despierta Tu poder y ven a salvarnos.
Restáuranos, oh Dios, y haz resplandecer
Tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos”
(Sal. 80:1-3).



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nota 1): Omri (Dios reparte) era el nombre del fundador de una dinastía del reino norteño de Israel. Había sido general de los ejércitos de Ela - el último rey de la dinastía de Jeroboam - y se impuso como el nuevo rey de Israel luego de cuatro años de guerra civil. Fue un hombre cruel que consolidó el perfil idolátrico y apóstata reino de las "10 tribus", además de los lineamientos de una economía basada en un fuerte intercambio comercial con el mundo de entonces, siendo aliado de los fenicios. Para consolidar este perverso modelo de país "importó" los dioses fenicios Baal y Astarté y prohibió la peregrinación a Jerusalem para la celebración de las fiestas solemnes de Israel. Mas tarde casó a su hijo Acab con la hija de un rey fenicio: Jezabel. Además fundo la nueva capital: Samaria, nombre por el cual cambien fue conocido el reino norteño.

El comercio internacional intenso y el relajamiento de las normas morales condujo a una economía boyante y fatua en donde era frecuente el cohecho. Años después, en tiempos del reinado de Jeroboam II - que ya no pertenecía a su dinastía - YaHVéH desató su ira sobre este pueblo que había apostatado del culto verdadero y pronunció contra el juicios terribles por boca de los profetas Amós y Oséas. Esto es: su excomunión de la comunidad de Israel y su destierro sin memoria de su pasado israelita entre las naciones.

De todos modos YaHVéH dejó pendiente una oferta de "pura gracia" - la sangre preciosa de su Hijo - para la redención de aquella descendencia de ellos que recibieran la Palabra del evangelio. El colectivo de las "10 tribus" desterradas es llamado frecuentemente "Efraín" en la profecía, su tribu mas numerosa - junto con Manasés - y que ejercía la lideranza.


nota 2: dice Oseas 7:8:

“Efraín se ha mezclado con los demás pueblos;
Efraín fue torta no volteada.”


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